Extracción de hidrógeno: ¿un camino potencial hacia una minería de aguas profundas más ecológica?

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La minería en aguas profundas de metales críticos como níquel, cobre y cobalto está ganando terreno a medida que aumenta la demanda de los sectores de vehículos eléctricos y energías renovables. Sin embargo, los métodos de extracción tradicionales amenazan los frágiles ecosistemas de las profundidades marinas, lo que genera un debate sobre si los costos ambientales superan los beneficios. Un nuevo estudio sugiere una posible solución: utilizar hidrógeno para extraer metales de nódulos polimetálicos, lo que podría hacer que la minería en aguas profundas sea más sostenible que las operaciones terrestres convencionales.

El problema con los métodos actuales

Los nódulos polimetálicos, que abundan en el fondo del océano, contienen metales valiosos esenciales para las baterías y el cableado. La extracción de estos recursos suele implicar procesos con alto contenido de carbono, como la quema de coque y metano, lo que genera importantes emisiones. Por ejemplo, The Metals Company, una importante empresa minera de aguas profundas, estima que sus métodos actuales producen 4,9 kilogramos de CO₂ por kilogramo de metal extraído. Esto hace que la minería en aguas profundas sea sólo marginalmente mejor que la minería terrestre, que puede implicar la destrucción de bosques tropicales y la contaminación de ríos con ácido sulfúrico.

Una alternativa basada en hidrógeno

Investigadores del Instituto Max Planck de Materiales Sostenibles proponen un método que evita los procesos tradicionales de alto calor. En lugar de hornos, los nódulos se muelen hasta convertirlos en gránulos y se introducen directamente en un horno de arco junto con hidrógeno y gas argón. Los electrones de alta energía crean un plasma que supera los 1700°C, que reacciona con los nódulos, eliminando los óxidos y dejando metal puro. Los únicos subproductos son agua, óxido de manganeso y ligados de manganeso, que pueden reutilizarse para baterías y producción de acero.

Si el hidrógeno proviene de energía renovable (el llamado “hidrógeno verde”) y el horno funciona con electricidad limpia, el proceso podría lograr emisiones de CO₂ cercanas a cero. Esto contrasta marcadamente con la fundición convencional, que depende en gran medida de combustibles fósiles.

El debate sobre la sostenibilidad

Si bien este método de extracción a base de hidrógeno podría reducir significativamente la huella de carbono, algunos expertos se muestran escépticos. Mario Schmidt, de la Universidad de Pforzheim, sostiene que la minería terrestre también puede adoptar hidrógeno verde y fuentes de energía renovables, anulando cualquier ventaja que pueda tener la minería en aguas profundas. Más importante aún, Schmidt enfatiza que el problema principal de la minería en aguas profundas no son las emisiones de carbono sino el daño irreversible que representa para ecosistemas únicos de aguas profundas.

Viabilidad económica e investigación futura

A pesar de estas preocupaciones, el nuevo proceso de extracción podría hacer que la minería en aguas profundas sea económicamente más viable, abriendo potencialmente la puerta a un mayor desarrollo. David Dye, del Imperial College de Londres, sugiere que al abordar los desafíos de la extracción downstream, los argumentos comerciales y ambientales a favor de la minería en aguas profundas podrían volverse más convincentes.

Los investigadores subrayan la necesidad de realizar evaluaciones exhaustivas del impacto ambiental antes de una implementación generalizada. El estudio no aboga por la minería en aguas profundas, pero apunta a desarrollar un proceso más limpio si eventualmente fuera necesario.

En última instancia, si bien el método de extracción de hidrógeno ofrece un enfoque potencialmente más ecológico, el debate sobre la sostenibilidad general de la minería en aguas profundas sigue abierto y depende tanto de los avances tecnológicos como de la preservación de los entornos marinos vulnerables.